Estas construcciones datan del siglo XVIII y se encuentran por debajo de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén; fueron construidas para evitar filtraciones e inundaciones, por lo que las aguas eran dirigidas hasta el río. Lo curioso es que no se sabía de su existencia hasta el año 2001 cuando se descubrió gracias a que hacían trabajos de restauración. En los corredores podrás apreciar nichos con imágenes religiosas y un ojo de agua.